“Del color de la leche” de Nell Leyshon. Un libro hermoso, brutal y necesario

8:52 a. m. Conx Moya 0 Comments


(Foto de la red) Las lecturas del Gabinete que coordina Jesús Casals en La Central resultan habitualmente un acierto; accedemos a literatura de alta calidad que supone un auténtico disfrute. Uno de los libros que más huella me ha dejado en estos dos años de participación en el Gabinete es sin duda “Del color de la leche” de la dramaturga y novelista Nell Leyshon. Editado por Sexto Piso, el libro recibió en 2014 la mención a la Mejor Novela según los libreros de Madrid. No hay más que leer este libro, crudo y auténtico, para darse cuenta de que se trata de un premio más que merecido, independientemente de rankings y honores.
Dominación de los hombres sobre las mujeres, de los amos sobre los criados, de los padres sobre los hijos, del fuerte sobre el débil. Oscurantismo, pobreza, violencia, abuso, brutalidad. Dolor latente en un libro ambientado en la rígida y estratificada Inglaterra de mediados del siglo XIX, cuya protagonista es una joven campesina. “Woman is the nigger of the world”, cantaba John Lennon. Nacer mujer, en según qué geografía, época, clase social o circunstancia, fue y sigue siendo un terrible drama. En muchos lugares del mundo ser mujer sigue siendo inevitablemente sinónimo de sufrimiento. Hay diferentes formas de contar, la literatura es un camino especialmente eficaz para la denuncia, para dar a conocer situaciones injustas y desiguales. Si además se cuenta tan bien como lo ha hecho Nell Leyshon en “Del color de la leche”, se logrará una eficaz concienciación sobre lo que se está denunciando. Creemos en el enorme poder de la palabra.
El libro celebra la lectura y la escritura como formas individuales de resistencia. Cuenta la vida de una joven campesina con una discapacidad física y extrañamente blanca, “del color de la leche”, lo que la hace diferente, y como suele pasar con los diferentes no precisamente para bien. Narrado en una sencilla y potente primera persona por Mary la protagonista, que nos hace partícipes en varias ocasiones de que es un libro que está escribiendo ella de su puño y letra “éste es mi libro y estoy escribiéndolo con mi propia mano”. Para reproducirlo la autora no usa mayúsculas en el inicio de frase y crea una potente narración lineal. Así la historia reproduce la oralidad, Mary nos contará a través de su incipiente escritura su breve e intensa historia vital, en una narración llena de la humanidad y aplastante sentido común de esa muchacha “del color de la leche”: “Me preocupo por muy pocas cosas. Si no puedo hacer nada, entonces no me preocupo. Si puedo hacer algo, entonces lo arreglo y ya no tengo que seguir preocupándome más”.
“Del color de la leche” refleja de manera conmovedora, sin sentimentalismo, la vida extrema de los campesinos, que no pueden aspirar a más que a trabajar como bestias para sobrevivir. No hay placeres, no hay diversiones, no hay escape. La felicidad es un lujo inalcanzable e innecesario para ellos: “La felicidad nunca le ha hecho ningún bien a nadie”, afirma en un momento del libro la madre. Mary dejará la granja familiar para servir en la casa de un reverendo, cuya esposa está gravemente enferma. El personaje de la señora de la casa, débil y dependiente, es el reflejo de aquellas mujeres que se han quedado vacías al haberse dedicado tan solo a ser madres: “Lo dejas todo para cuidarlos y para protegerlos y después se van. Es como si te consumieran para conseguir su propia vida”. Era el destino que esperaba a las mujeres “afortunadas” que no tenían que trabajar fuera de casa.
Cuando se ha librado de las primeras cadenas familiares, Mary cae en otras garras mucho más terribles, conoce la maldad de aquellos que parecen sabios y justos: “La gente nunca ve lo malo cuando lo tienen tan cerca”, afirma. Nadie quiere complicaciones, nadie quiere implicarse por los demás: “La gente no quiere oír la verdad”. La protagonista se niega a ser sometida y responde a su manera a la dominación en un final demoledor, que es imposible que deje indiferente a nadie.
Del color de la leche es en definitiva un libro hermoso, brutal y muy necesario.

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