Mojtara y el huerto

4:09 p. m. Conx Moya 0 Comments





La niña Mojtara tiene un huertecito, pero pequeño, pequeño, en el patio que rodea el cuarto de adobe. Nos ha explicado que ha plantado lentejas, zanahorias y cebollinos para “tener comida para la familia”.

El pueblo nómada tuvo que sedentarizarse en el refugio. Los hijos de la nube viven de la ayuda internacional desde hace más de treinta años, pero desde los primeros asentamientos se empezó a trabajar en la construcción de huertos para paliar en lo posible la falta de verdura y fruta de los refugiados. Los huertos colectivos en cada daira llevan años funcionando.

Sin embargo un nuevo e importante proyecto, el de los huertos familiares, empieza a tomar fuerza en los campamentos de refugiados. De esta forma las familias pueden autoabastecerse de los productos que plantan. Estas experiencias se están realizando en algunas wilayas, como es el caso de Smara, pionera en huertos familiares. El proyecto se coordina a través de un programa de alimentos de UNICEF, en colaboración con ingenieros agrónomos saharauis.

Los grandes problemas a los que se enfrentan estos agricultores del desierto son la escasez y mala calidad del agua, la pobreza del suelo y el devastador sol.

La pequeña Mojtara hace un agujero en la tierra reseca del patio y echa unas lentejas que ha cogido del saco de la ayuda internacional, pone tres cabezas de zanahorias y unas puntas de cebollino, tapa los tesoros y riega el pequeño huerto.


Con los métodos utilizados a partir de este programa se han conseguido plantar con éxito zanahorias, calabacines, ajos o remolachas en pequeños huertos al lado de las familias. Para ello se está utilizando el TerraCottem, un producto desarrollado por el profesor Van Cotthem, de la Universidad de Gante en Bélgica. Se trata de un producto formado por abonos, estimuladores de crecimiento y otras sustancias, especial para suelos áridos. Además aumenta la capacidad de los suelos para retener el agua, reduciendo la necesidad de riego hasta un 75%.

Cada mañana al levantarse, Mojtara corre al patio, a ver cómo crece el pequeño huerto. Se hace responsable de crear vida en medio de la nada.

Es tiempo en los campamentos para enfrentarse a la vida que tendrán cuando vuelvan a su tierra en libertad. Ahora es el momento del trabajo, de crear comercios, cooperativas y huertos para vencer las durísimas condiciones de la hamada. Los pastores milenarios siguen mirando al cielo, pero no sólo buscan la lluvia para que crezcan los pastos para su ganado; las hortalizas y los árboles también ocupan ahora la atención de los hijos de la nube.

Huerto de la wilaya de Dajla, (Fuente: Asoc. Illes Balears)

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